jueves, 11 de septiembre de 2014

Duendes


diablillos familiares
Los duendes son unas criaturas humanoides pequeñas y populares que viven en la fantasia; se encuentran presentes en el folclore de muchas culturas. La etimología de su nombre proviene de la expresión "duende casa" o "dueño de casa", por el carácter entrometido de los duendes al "apoderarse" de los hogares y encantarlos, o bien del árabe "duar de la casa", ("que habita, habitante").
En Castilla la palabra duende define a un tipo de ser sobrenatural de la cultura popular equivalente al goblin de otros folclores europeos (del francés normando gobelin, nombre originado en el de un fantasma que se decía asoló el pueblo de Evreux en el siglo XII),3 de naturaleza maliciosa hacia los humanos.

Origen y descripción

Es más, aparte de su origen supersticioso, la leyenda de la llamada "gente pequeña", como los denominaba en su famoso manuscrito el párroco escocés Robert Kirk, The secret commonwealth; (1691), traducido al español como La comunidad secreta , o "duendes", está tan arraigada en unos lugares concretos de Europa (Islas Británicas) que algunos han llegado a teorizar la posible existencia de un pueblo humano de pequeña estatura ya desaparecido en estas ubicaciones, lo que ha convertido en más probable el descubrimiento reciente del hombre de Flores y el ya conocido pueblo pigmeo en África.



La superstición de los lugares fue difundida por toda la Romanía o Imperio romano, ya que su religión pagana afirmaba que había unos dioses menores, los lares o genius loci, que habitaban una casa a la que estaban ligados con la función de protegerla, a veces asociados a la familia que la construyó o la habitó desde que fue construida; esto explicaría su frecuente relación con los fuegos del altar familiar u hogar, los pucheros o las alacenas.





 A esto habría que sumar una noción semejante por parte de los druidas quizá todavía presente en la creencia germánica en los Kobold. 
Pero esta tradición se presenta también en el folklore de todas las naciones eslavas, donde son llamados domovik, e incluso en el japonés, donde unas criaturas en todo semejantes se denominan zashiki-warashi. Por lo demás, los djinn de los pueblos semíticos poseen características muy parecidas. La superstición, por otra parte, podría tener una etiología bastante elemental: una justificación maravillosa o imaginativa de los ruidos desconocidos que se producen en las alacenas, sótanos o cuevas subterráneas cerradas de las casas, casi siempre debidos a la presencia de pequeños roedores o depredadores en busca de alimento.




El primero en proponer esta explicación fue David MacRitchie (1861-1925), un folklorista escocés, en su obra The Testimony of Tradition; este tipo de leyendas (y muchas otras) se habrían fundado en la existencia histórica de un pueblo que habitara en cuevas o subterráneo en las Islas Británicas, resto de gentes antiquísimas de tecnología muy primitiva, quizás neolítica, quienes, ante la llegada de pueblos más civilizados y mejor armados, se habrían ocultado en la oscuridad. Esta teoría habría sido completada en The Witch-Cult in Western Europe (1921) por la doctora Margaret Murray (1863-1963).
El alquimista y médico suizo Paracelso (1493 - 1541) escribió sobre numerosos tipos de criaturas ni humanas ni divinas en su grimorio Philosophia Occulta (1570), a los que llama genéricamente elementales y denominó gnomos (elemento tierra), ondinas (elemento agua), silfos o sílfides (elemento aire) y salamandras (elemento fuego):
Los duendes corresponderían a los gnomos y silfos y habitan mundos propios no muy alejados del nuestro, aunque invisibles para nosotros porque nuestros sentidos son poco sutiles y poco desarrollados y por tanto no aptos para observarlos. Sin embargo todas esas criaturas, para Paracelso, tienen en común ser seres interdimensionales y atemporales, viven en comunidades jerarquizadas, son invisibles para los hombres, pero no para algunos animales y niños, son juguetones y tramposos y enormemente interesados en algunos aspectos sexuales de los humanos, a quienes a veces raptan cuando son niños; viven muchos más años que los hombres, pero sin llegar a ser inmortales: 500 años o más, éticamente neutros, inteligentes, y les aterroriza el hierro y el acero. Poseen tres grandes festividades: la del mes de mayo, la del 24 de junio (solsticio de verano) y la del mes de noviembre.
Seres mágicos del elemento tierra:
Estas criaturas se caracterizan por preferir la estación del invierno, por ser nocturnas,y por tener energía receptiva.
En forma genérica estos elementales terrestres, son llamados: duendes; que significa “el que habita”, son pequeños diablillos que disfrutan haciendo travesuras en algunos hogares o cerca de ellos.
Quienes los han visto, afirman que son pequeños, (de 30 cm. a 1 metro).
Son capaces de modificar sus formas y tamaños según les plazca. También pueden hacerse invisibles y vuelven a hacerse visibles si así lo desean, porque ellos pertenecen al reino Sutil.
Como están compuestos por materia etérea, estas criaturas etéreas también pueden transformarse en distintos animales domésticos, como gatos, perros, aves o mariposas. Esta habilidad la utilizan para despistar a los humanos.
Los duendes burlones que son los que tienen más habilidades que los otros y han incrementado este poder desde hace miles de años, pudiendo aparecer con apariencia humana.
Los duendes y los gnomos por ser los seres elementales del elemento tierra son los responsables cuidar y proteger a toda la naturaleza, donde es el lugar que ellos mayormente habitan: bosques, selvas, en cuevas subterráneas o en los huecos de los árboles.
Otros duendes, llamados duendes domésticos viven en hogares o cerca de ellos, pero que estén deshabitadas, y en lugares lejos de la civilización. Por lo general los duendes son buenos, inquietos y simpáticos, pero si se les ofende pude hacer bromas muy pesadas. Una de las bromas que más disfrutan es hacer desaparecer las cosas o cambiarlas de lugar para molestar y reírse de los humanos. Pero también cuando están de buen humor les gusta colaborar en las tareas con las personaza. Como ellos son muy susceptibles, hay que evitar ofenderlos, les gusta mucho que los homenajeen dejándoles leche y un poco de pan.

Rechazan a la muerte, por eso han creado una pócima para alargar la vida y rejuvenecer.

Aunque son pocas las hembras en esta especie, existe la vida sexual y se procrean, pera las hembras no son muy fértiles, por esto y debido al progreso del hombre la cantidad de duendes ha disminuido mucho.

Detestan la falta de estética, les gusta vestir ropas y accesorios de gran belleza y elegancia.

Les gusta conectarse con las hadas y con los ángeles de quienes aceptan sus consejos.

Cuando eligen un lugar para vivir, suelen apegarse mucho a él.

Cuando una persona desea comunicarse con ellos, puede hacerlo por medio de oraciones, pero con mucho respeto y espiritualidad, haciéndose visibles si así lo desean. Pero no se debe olvidar que a la menor ofensa son muy rencorosos.

Así como muestran simpatía por una persona, también pueden mostrar desagrado.

Unos de los lugares donde habitan los duendes domésticos son en Los Pirineos de Aragón, debajo de los aleros de las casas abandonadas.

Las duendas o duendes femeninos ayudan en las tareas del hogar a las mujeres trabajadoras de los países eslavos. En Gran Bretaña se encuentran las duendas sedosas porque se visten de sedas blancas.

Existen unos duendes que son muy malos: los vampirizantes que se alimentan de la energía humana y los lascivos que gustan tener relaciones sexuales con las mujeres, ambos se presentan en las noches, cuando duermen las personas.

En los jardines o en el campo existen unos duendes, identificados con las hadas porque poseen dos pares de alas y sólo se les puede ver al amanecer o anochecer, vistiendo ropas del color de las flores, adquiriendo formas a veces de insectos o mariposas, pretejiendo a cada momento a las plantas y a las flores. Suelen vivir en comunidades, con jerarquías en un régimen monárquico. Las estaciones que mas se manifiestan es en verano o primavera, permaneciendo aletargados en las otras estaciones, descansando en los troncos, cerca de la tierra.

Existen unos duendes que son de color verde, con orejas puntiagudas, muy traviesos viven entre los pastos verdes.

En España hay otros que toman formas de ratón colorado. Otros tienen enormes pies y orejas y su rostro está cubierto de arrugas.

Algunos usan enormes sombreros terminados en puntas y otros enormes boinas rojas. También en España viven unos duendes que les gusta mucho tocar la flauta o el órgano. 
Siguiendo la terminología de C. S. Lewis en su ensayo The Discarded Image: An Introduction to Medieval and Renaissance Literature (1964), cabría identificarlos con los longaevi o longevos, espíritus que, cuando Lucifer se levantó contra Dios, no se pusieron de parte ni de este ni de aquel; Dios ha suspendido su sentencia hasta el día del Juicio Final, y mientras tanto circulan por el orbe infranatural, es decir, por debajo de la órbita de la Luna, pues por encima está lo sobrenatural. Algunos cayeron a la Tierra y por eso habitan en cuevas o subterráneos. No son exactamente demonios ni ángeles: son los duendes, hadas, etc... de que se ha hablado anteriormente. De ahí su ambigüedad moral. En otro ensayo, el poeta Heinrich Heine llama a toda esta gente "dioses en el exilio", porque antiguamente eran los diosecillos paganos menores que detentaban algunas funciones religiosas y ahora han sido arrojados al margen, por lo que aparecen ridiculizados por la tradición religiosa dominante. Su aspecto por ello ha sido desfigurado como risible y sólo tienen importancia para los niños impresionables, gracias a los cuales, sin embargo, perdura su recuerdo más o menos deturpado.
Sea como fuere, los duendes tal y como son conocidos hoy son criaturas feéricas , y se los describe como no mayores a un metro, escurridizos, de aspecto humanoide y de piel verdosa. 
Los duendes castellanos
Cabe distinguir entre los duendes castellanos a martinicos, diaños, trasgos, gnomos, encantadas, hadas y elfos. Los martinicos, llamados bestiones en la Edad Media, y grabados en algunos de los Caprichos de Goya, son enanos cabezones  de grandes manos que se suelen disfrazar con hábito franciscano, hacen ruido en las alacenas, mueven y pierden objetos cuando no los ven y gastan crueles chascos y bromas. Los gnomos habitan en las cavidades de la tierra y la primera mención de un elfo en la literatura española se hace en el Cantar de mío Cid, cuando se habla de los "caños de Elfa", esto es, la cueva de Elfa. El primero en tratar por extenso de los duendes fue el demonólogo fray Antonio de Fuentelapeña en El ente dilucidado: discurso único novísimo que muestra que hay en naturaleza animales irracionales invisibles y quales sean (1676). Se comentaba que todos los duendes desaparecieron con la bula de la Santa Cruzada. Posteriormente, en el siglo XVIII, el preilustrado benedictino padre Benito Jerónimo Feijoo se embutió en una lucha sin cuartel contra estas supersticiones en su Teatro crítico universal.
Por otra parte, en el contexto cultural flamenco se denomina duende al carácter inexplicable y misterioso que ese arte y sus intérpretes adquieren en ciertas ocasiones, un poder misterioso que todos sienten y ningún filósofo explica.

San Patricio y los duendes
La tradición irlandesa refiere que San Patricio, tras haber fundado su primera iglesia, invitó a los celtas paganos a convertirse al cristianismo. Tras llevar a cabo varios milagros, la fe cristiana comenzó a ganar adeptos en Irlanda. Los druidas vieron esto con alarma. Invocaron una tropa de duendes y la enviaron a la iglesia con tal de hacer la vida imposible a San Patricio y a los apóstatas ya cristianos. Los feligreses comenzaron a quejarse de que los duendes no los dejaban rezar y cometían un sinfín de desmanes desbaratando el templo, por lo que San Patricio, habiendo averiguado que era obra de los druidas, decidió hacerles frente. Una vez dentro del templo, se les encaró con las siguientes palabras: "En nombre de Dios Todopoderoso yo los expulso, espíritus impuros", y fue así como San Patricio desterró a los duendes de la iglesia. Por eso en Irlanda la imagen de San Patricio es muy utilizada para realizar exorcismos de duendes y para protegerse contra ellos, ya que no soportan la imagen del hombre que los desterró de la casa de Dios.
Su hábitat general son los bosques, aunque algunos habitan en los jardines y los fondos de ciertas casas, propicias para ello, ya que a estos alguna vez simpáticos hombrecillos les agrada la compañía de los niños, así como a las hadas (por su pureza de corazón), para jugar con ellos. Son de buen carácter; estando por lo tanto casi siempre de buen humor. Aunque también existen duendes malvados, capaces de hacerle daño a los humanos, si éstos los enojan. Por ese motivo es conveniente evitar ofenderlos, por ejemplo: dudando de su existencia, de sus poderes o burlándose de su apariencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario